El aula proporciona un espacio adecuado para poder desarrollar la intervención educativa a nivel personal o de grupo. En ella, los profesores concretan las actuaciones curriculares de forma precisa, constante, gradual y sistemática de acuerdo con su cualificación profesional y las características, motivaciones e intereses de cada grupo de alumnos; es el ámbito para hacer realidad la renovación pedagógica y la innovación educativa a través de las prácticas cotidianas, a la vez que permite la detección precoz de carencias, posibilidades, dificultades personales y familiares de adolescentes en situación de riesgo que, posiblemente, de no plantear en el aula estos aspectos, podrían pasar su período académico sin que se conocieran las causas de la falta de integración, rechazo, fracaso escolar, ausencias injustificadas, agresividad o pasividad.
El aula ofrece un espacio con diferentes posibilidades (individual, pequeño grupo, gran grupo de alumnado) para desarrollar los aspectos relacionados con las drogodependencias, mediante la utilización de metodologías variadas y complementarias que posibiliten el desarrollo de los factores de protección y la detección de situaciones problemáticas y de riesgo.
A los profesores les corresponde integrar la prevención de drogodependencias en sus prácticas educativas ya que son los profesionales idóneos para motivar, adaptarse a las diferentes realidades que tienen lugar en el aula, conocer y tener en cuenta las características individuales. Pueden realizar las adaptaciones curriculares pertinentes, facilitar la comunicación e interacción positiva con los alumnos y entre el grupo de iguales. Todo ello es posible porque conocen y pueden poner en práctica variedad de recursos, técnicas y estrategias para potenciar el proceso de enseñanza-aprendizaje, y tienen a su disposición la posibilidad de utilizar los recursos ordinarios con los que se cuenta en el sistema educativo.
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