lunes, 28 de mayo de 2012

CONCLUSIONES

La intervención que he llevado a cabo en el centro en calidad de asesor psicopedagógico en prácticas ha sido de carácter eminentemente preventiva y optimizadora, en la línea de la Guía sobre drogas (Ministerio de Sanidad y Consumo Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, 2007) que señala que la escuela no es sólo un lugar donde se adquieren aprendizajes conceptuales, también se prioriza la adquisición de aprendizajes relacionados con la conducta social. La meta final de la educación es el desarrollo integral de la persona. Por eso, el ámbito educativo, junto a la familia, constituye el pilar fundamental para articular los programas preventivos y de promoción de la salud.

En este sentido, el proyecto pretendía, por una parte, facilitar espacios de reflexión y de formación con el equipo directivo, los tutores y los profesores de 4º de ESO para abordar los temas relacionados con la Educación para la salud y, más concretamente, la prevención de drogodependencias en adolescentes. Asimismo, y teniendo en cuenta que el Proyecto Curricular de Centro ya contemplaba la prevención de drogodependencias, hemos querido mostrar formas posibles de integrar la prevención en las programaciones de aula y ejemplos prácticos de actividades que se pueden realizar en el aula en las distintas asignaturas. Este tipo de intervención requiere tiempo, más tiempo del que hemos dispuesto. Respecto a la intervención con el quipo directivo y los tutores, creo que ha estado bastante equilibrada y he conseguido desarrollar todo lo planificado, aunque me hubiera gustado detenerme más en algunos aspectos o trabajar más en detalle la bibliografía propuesta. 

Sin embargo, en la intervención con los profesores, tengo la sensación de que para llegar al final del plan establecido, las programaciones de aula, hemos cruzado desde fuera hacia dentro una serie de círculos concéntricos cuyos contenidos eran necesarios para llegar al último círculo, el más interior, pero cuando, por fin, hemos llegado, se acabó nuestro tiempo. Me temo que la parte más floja ha sido la de Evaluación, porque al final he tenido que pasar “como de puntillas”. Hubiera necesitado al menos una sesión más para debatir más a fondo con los profesores, tutores y equipo directivo algunas de las cuestiones suscitadas, la posible continuidad del proyecto, etc.

No obstante, mi deseo es que con las acciones emprendidas haya podido contribuir a que todos los agentes educativos implicados en la intervención identifiquen la necesidad y la utilidad de incluir en las programaciones de forma transversal, consensuada y coherente, actividades dirigidas a la prevención del consumo de alcohol, tabaco y cannabis en los adolescentes, a la vez que se minimizan los factores de riesgo y se fortalecen los factores de protección. Ojalá que mi proyecto sea el acicate que les estimule a continuar formándose e introducir paulatinamente los cambios necesarios que harán que la escuela, junto con la familia, pueda incidir en el fenómeno del consumo antes de que éste se manifieste. No olvidemos que la escuela tiene formalmente asignada la educación y es capaz de ejercer una acción específica, planificada y sistemática con posibilidad de evaluación y continuidad en el tiempo.

Y por otra parte, con los alumnos hemos pretendido desarrollar una intervención para que el problema de consumo de tabaco, alcohol y cannabis no aparezca o, por lo menos, retrasar la edad de contacto. De este modo, nuestro trabajo ha estado dirigido a la promoción de actitudes favorables al no consumo y la promoción de la salud, la adquisición de aprendizajes relacionados con la conducta social, aprendizajes afectivos y actitudinales que son necesarios para enfrentarse adecuadamente al consumo de drogas. La intervención con los alumnos ha sido muy satisfactoria y, a pesar de haber ampliado sobre la marcha los contenidos informativos previstos, hemos podido cumplir los objetivos establecidos.

Las familias de nuestros alumnos también han tenido un papel relevante en el marco de nuestra intervención, pues son un agente preventivo fundamental en los programas de prevención de drogas dirigidos a los adolescentes. El taller con ellos ha sido una gozada, pues, lógicamente, los padres y madres que han asistido lo han hecho desde el más genuino interés por el desarrollo integral armónico de sus hijos y la colaboración con el centro.

Finalmente, me gustaría agradecer desde aquí a todos los participantes su voluntad para llevar el proyecto adelante y su esfuerzo por asistir a las reuniones planteadas, que, en muchas ocasiones, supone dedicar un tiempo que tenían previsto para otras tareas. Y dar las gracias especialmente a mi tutora, por su profesionalidad, su guía, su paciencia infinita, y por poner al servicio del proyecto todas sus capacidades.

Gracias a todos por hacer de este período de prácticas una oportunidad fabulosa de aprendizaje y una experiencia excepcional de convivencia y trabajo en equipo.  

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