lunes, 23 de abril de 2012

FASE II - Semana del 23 al 27 de abril, 2012

Respecto a los ALUMNOS
La corrección de los tests que pasamos a los alumnos la primera semana está siendo mucho más laboriosa de lo que yo pensé en un principio. De hecho, necesito la ayuda de la tutora para conseguir realizar las baremaciones con sus correspondientes gráficas de forma correcta. No obstante, a continuación os contaré las principales conclusiones que, de forma general, ya hemos extraído de la corrección de los tests. 

Uno de los objetivos del test es hacer una aproximación a la probabilidad que el alumno tiene, en el momento de aplicación del cuestionario, de consumir alguna sustancia psicoactiva en función de las puntuaciones en los distintos factores de riesgo que se miden con este instrumento. En definitiva, las puntuaciones del cuestionario indican el grado de vulnerabilidad del joven hacia el consumo de drogas. Un segundo objetivo es conocer las actitudes de nuestros alumnos ante las drogas. Las actitudes se definen como la disposición a valorar un objeto positiva o negativamente. En general, aunque las actitudes constituyen importantes medidas tanto para la planificación como para los resultados de las intervenciones en prevención, por sí solas no predicen muy bien un comportamiento problemático. Finalmente, un último objetivo es conocer el consumo actual de nuestros alumnos de tabaco, alcohol y cannabis (qué sustancias, frecuencia, situaciones, etc), en el caso de que este consumo exista. 

Principales conclusiones extraídas del Cuestionario FRIDA. Factores de riesgo interpersonales para el consumo de drogas en adolescentes, de Roberto Secades Villa, José Luis Carballo Crespo, José Ramón Fernández Hermida, Olaya García Rodríguez y Eduardo García Cueto, publicado en TEA Ediciones, 2006. Así como de otro cuestionario anónimo de elaboración propia sobre actitudes y consumo de los alumnos en relación con el tabaco, el alcohol y el cannabis.

1-   Prácticamente todos los alumnos-as indican que sus familias se disgustarían mucho ante ante un posible consumo de tabaco, alcohol o cannabis. (Indica bajo riesgo para el consumo de drogas).
2-   Un grupo de alumnos-as pequeño afirma que algunos de sus amigos son consumidores, tienen ciertas actitudes positivas hacia las drogas y es posible que con cierta frecuencia realice actividades de riesgo con ellos. (Indica riesggo moderado de consumo).
3-  Casi la totalidad de los alumnos han contestado que las relaciones familiares son afectuosas, no existe maltrato y no se percibe conflicto. (Indica riesgo bajo de consumo). 
4-   Las familias no son consumidoras de drogas ilegales, sí de tabaco y/o alcohol.
5-  Las actividades protectoras se dan de forma moderada repuntando al alza: buenas relaciones familiares, éxito en la escuela, buen uso del tiempo libre, actividades familiares. (Indica riesgo moderado tirando a bajo de consumo).
6-  El patrón de consumo de drogas dominante entre los estudiantes que han afirmado consumir alguna sustancia es el experimental u ocasional, vinculado al ocio y al fin de semana.
7-   La proporción de alumnos que consume o ha probado cannabis es superior a la de alumnas, sin embargo, éstas les superan en consumo de alcohol y tabaco. 
8-   Un porcentaje ínfimo de alumnos-as son consumidores/han probado dos o las tres  drogas, observándose que el que consume cannabis, también consume tabaco y alcohol.  
9-   La percepción del riesgo que tienen los estudiantes es muy alta.
10- Entre los motivos que aducen los alumnos para consumir drogas destacan la   diversión, la curiosidad y sentir emociones nuevas.
11- La facilidad de acceso a las drogas es moderada, lo que quiere decir que no les resultaría muy fácil conseguirlas, siendo el alcohol la que perciben como más fácil de conseguir. (Indica riesgo moderado de consumo).
12- Prácticamente la totalidad de los alumnos-as cree que está perfecta o suficientemente bien informado sobre las drogas a través de diversos medios; afirmando casi todos que la familia les ha advertido de las consecuencias del consumo de drogas.
13- Los estudiantes afirman que sus padres tienen una postura restrictiva respecto al consumo de drogas ilegales; sin embargo, creen que tienen una posición más tolerante respecto al tabaco y al alcohol.

La primera conclusión que se extrae de estos datos hace referencia a la constatación de un fenómeno del que se viene hablando desde los años noventa en nuestro país y que se ha denominado “uso recreativo de las drogas”. Básicamente, supone una utilización de las drogas, por parte de un sector de jóvenes, ligada a los contextos de ocio y diversión, que se lleva a cabo básicamente durante las tardes/noches de los fines de semana, por tanto, al margen del mundo adulto, y que consiste en el uso principalmente experimental de diversas sustancias estimulantes y desinhibidoras tales como el alcohol, el tabaco y el cannabis. Este consumo se encuadra en un momento de cambio social como el actual donde la experiencia del ocio es considerada una auténtica necesidad y un derecho irrenunciable del individuo, muy especialmente de los más jóvenes.

Es un hecho relevante que estos nuevos usos de drogas se producen en una clara disociación con el uso marginal de opiáceos; de hecho, los jóvenes consumidores de hoy rechazan por completo este tipo de consumo y, con ello, la conciencia de problema ligado a las drogas. Este patrón de consumo recreativo de drogas acarrea una mayor vulnerabilidad social por una agudización de ciertos factores de riesgo ambientales, tales como la disminución del peligro atribuido al consumo de determinadas sustancias.

Debemos enfrentarnos en estos momentos a nuevas modas relacionadas con los consumos de drogas, formas distintas de vivir el ocio y estar en sociedad que afectan a grupos importantes de jóvenes que, sin embargo, se encuentran relativamente bien integrados en otras esferas de su vida familiar, escolar o laboral. Es lo que ha hecho de la normalización del consumo el eje del discurso actual sobre drogas.

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